miércoles, 27 de octubre de 2010
MAICAEROS DE HOY EN ADELANTE QUEDA PROHIBIDO.
POR: PEDRO ELIAS ARREGOCES.
Queda prohibido llorar sin aprender, a levantarnos un día sin saber qué hacer, teniéndole miedo a nuestros recuerdos.
Queda prohibido no sonreír a los problemas, no luchar por lo que queremos, abandonarlo todo por miedo, no convertir en realidad nuestros sueños.
Queda prohibido no demostrar nuestro amor a otras personas, hacer que alguien pague nuestras deudas y nuestro mal humor.
Queda prohibido dejar a nuestros amigos a su libre albedrio, y, no intentar comprender lo que vivimos juntos, o llamarlos sólo cuando los necesitamos.
Queda prohibido no intentar de nuevo a construir nuestro hogar, no comprender, no ser paciente y no amar a tu mujer.
Queda prohibido no ser tú mismo ante la gente, fingir ante las personas que no te importan, hacerte el gracioso con tal que te recuerden, olvidar a toda la gente que te quiere.
Queda prohibido no hacer las cosas por ti mismo, tener miedo a la vida y a sus compromisos, vivir cada día como si fuera tu último suspiro.
Queda prohibido echar a alguien de menos sin alegrarnos de su situación.
Queda prohibido no intentar comprender a las personas, no pensar que nuestras vidas valen más que las demás, y no saber que cada uno tiene su camino y su dicha.
Queda prohibido no crear nuestra propia historia, no tener un momento para la gente que te necesita, no comprender que aquello que la vida te da, también te lo quita.
Queda prohibido no buscar la felicidad, no vivir la vida con una actitud negativa, no pensar en que podemos ser mejores que los demás, no sentirnos que sin nosotros este mundo no seria igual, no creamos que somos insustituibles.
Queda prohibido renunciar a la lucha contra la corrupción y el caudillismo, queda prohibido doblegar las banderas ante los obstáculos y el cinismo.
Queda prohibido no buscar a Dios cuando el espíritu está sediento de él.
Estemos atentos a la voz de nuestro clamor, porque es a nosotros por quien oro.
Oh Señor, de mañana oirás mi voz; de mañana presentaré mi oración a ti, y con ansias esperaré que escuches nuestro clamor. Dándote gracias por cada dia que despertamos vivos que es una ganancia