Por: Danny Daniel López Juvinao
Profesor Catedrático de la Universidad de La Guajira
Imaginación infinita es, tan lejos que no la puedes alcanzar y ni siquiera en tus sueños la logras controlar; seria atrevido entonces, suponer y cautivar al cerebro proyectando en nuestras mentes lo que en el futuro podrías ser y quizás no será, porque ahora no es y ya no sabremos cuando. Ahora bien, si te metes en una máquina del tiempo, que te llevará hacia posteriores épocas, aun sin saber a dónde te va a llevar y con la seguridad que no tienes regreso ¿te atreverías? El dilema se pone mucho más expectante si suponemos que solo puedes llevar contigo una mochila indígena y bueno habría que pensar ¿Qué me llevo en dicha mochila?Ciertamente, en los tiempos actuales en que las tecnologías lo han revolucionado todo, por el profundo nivel de pensamiento humano (sobre todo en algunas regiones del mundo) puedo aseverar que los objetos materiales con los que más me identifico y me son útiles para mi vida diaria son: un cuaderno, un lapicero, un computador y un celular. Pero bueno, terrible situación a la que he de enfrentarme al suponer viajar en una máquina del tiempo, sin saber a ciencia cierta que me depara el futuro, sea en 100, 1000 y hasta muchos más de 10000 años; no obstante algunas de esas pistas las tenemos ahora, de acuerdo al uso que se le está dando a los recursos con que contamos en el universo y a los cuales hemos tenido acceso.
He de suponer entonces, dos posibles escenarios, que de acuerdo a lo que afronta la humanidad son a mi modo de ver, los más probables y posibles. El primero de ellos, le llamaré “Bienandanza Ecológica” en el que lo verde tiene mucho valor, incluso para nuestras economías y modo de vivir, las naciones entenderán la importancia de afrontar el calentamiento global y tomaran medidas donde primará la concienciación de los pueblos en aras de conversar nuestro vulnerable planeta con vida, así la ciencia concentrará todos sus esfuerzos en tecnologías limpias que promoverán el desarrollo sostenible y se razonará la súper población, este es sin dudas será un contexto donde prime la ética, deseado, factible y tangible, si así lo luchamos.
Pero no podríamos dejar de lado un escenario oscuro, llamado “Ruina Negra”, también real y dable, es este las organizaciones por efecto de la globalización desencadenada, priorizan aspectos de productividad desmedida que demanda el consumo ilimitado de recursos naturales renovables y no renovables, que deterioran la planeta, en un entorno de escasez ilimitada donde la ética ecológica es pisoteada, se le da toda la importancia al dinero y las tecnologías le apuntan a la destrucción humana, guerras e invasiones, la capa de ozono se debilita y el cambio climático es incontrolable.
Dadas tales ocurrencias a enfrentar, he de elegir para ese travieso viaje proyectivo, los siguientes elementos:
• Fotos de mi familia y de mis amigos
• Una botella de agua
• Una biblia
• Un reloj
• Una linterna
• Un cuaderno y un lapicero
• Cámara fotográfica
• Una Afeitadora
• Comida Enlatada
Sea cual fuere el futuro a enfrentarme, algunos de estos elementos podrías serme útiles en mayor caso para un escenario u otro, y la razón de la elección es que en términos generales se adaptan a mis necesidades básicas de subsistencia y bienestar primario, para ambos casos, acorde a mi personalidad y lo que soy, aun en el caso indeseado.
Sea como sea, la naturaleza humana ha logrado adaptarse a las secuencias en el tiempo, la adversidad latente de algunos periodos y la bonanza notable que ha propiciado por su creatividad, aun vemos como en el mundo se vive con muchas necesidades, pero sin duda alguna el futuro que construimos es consecuencia de nuestras ideas, así que mientras más “limpio” pensemos más confortable será lo que podrán vivir nuestras próximas generaciones. Así que, la responsabilidad de lo que uno pueda vivir al montar en esa máquina del tiempo, no es más sino la causalidad de lo que nosotros como seres humanos propiciamos. En todo caso, sería una experiencia única y desafiante que habría que aprovechar.
